Procede del caso del Síndrome de Noé de 2021, en el que rescatamos a decenas de gatos de unas condiciones extremadamente insalubres y el abandono. Lucero fue de los primeros en llegar al refugio y pasó a formar parte de la que denominamos “suite” (la habitación más grande de la que disponíamos).

Llegó en unas condicione pésimas, absolutamente desnutrido y raquítico. Solo parecía tener cabeza, estaba realmente mal. Con muchos cuidados, poco a poco fue recuperando su aspecto normal, como el resto de su familia, y afortunadamente no tiene secuelas.

Actualmente, junto con Orión, es el macho más grande de los que tenemos. De color pardo avena, es muy, muy cariñoso. Siempre es de los primeros en venir a saludar a los voluntarios. No sabemos por qué, pero tiene fijación por los zapatos y los pies, le apasiona restregar su cabecita.
Cuida mucho de sus hermanos, es muy dulce con ellos y con las personas. Nunca está solo, es muy amigable.

Es imposible hacerle fotos porque siempre está de un lado a otro acariciándose con las piernas y pidiendo mimos. Le gusta que lo cojan en brazos, pero si estás sentado. Si te pones de pie, le da miedo.